viernes, 3 de noviembre de 2023

La Luz que no puedes Ver

 

                     https://youtu.be/peXNFifynhg?si=MslMv7F6bq8IeCnC

            https://lasgemelasfrancis.blogspot.com/2013/07/singularidad.html


                                El Intento y La Voluntad

 

 Liberarse de "la sombra" de las personas que han hecho girar "la Rueda de tu Vida" requiere camino, esfuerzo y voluntad. La ira, la culpa y la proyección son callejones sin salida que le restan fuerza a tu objetivo principal. El objetivo de vivir tu propia vida según las directrices de la luz encarnada en ti. Solo yo puedo ser yo. Solo tú puedes ser tú. La Verdad última de un ser humano es la Verdad última de una familia, una sociedad, un país, un planeta...Las pequeñas verdades que conducen a esa Verdad solo te pertenecen a ti.


 Soñé con un tren lleno de gente. Yo observaba desde fuera los vagones "dilatados" por la presión y la falta de espacio en su interior. La extrañeza de ver vagones de acero inflados como globos no despertó mi lucidez en el sueño. El tren llegaba a una vía muerta y todos los pasajeros salían en fila de su interior. En ese momento yo era una más entre ellos. Había dos contenedores de basura. Me hizo gracia pensar lo organizada que teníamos la basura pero ese pensamiento no me hizo despertar en el sueño. Yo empujaba un contenedor amarillo y otro más atrás empujaba uno verde. Nos dirigíamos hacia un lugar...Tomé la cabecera de la fila. Todos me seguían a mí. Llegué a una bifurcación. Un camino se veía más iluminado que el otro. Yo quería ir por el más iluminado; no sé cómo pero sabía que era el más directo y corto para llegar a ese lugar. Pero él habló. No consigo librarme de este personaje en los sueños aunque aparentemente lo haya hecho en la vida real. Dijo: "iremos por la C/ Limonero s/n". En ese momento pensé, "¿por qué no?, soy muchos, no quiero cargar con la responsabilidad de equivocarme". Caminábamos uno detrás de otro por una carretera por la que al principio pasaban coches. Llegamos a una rotonda con un control de policía. Pensé, "ya está, nos van a detener y nos obligarán a regresar por donde hemos venido. Mejor disculparse y ser lo más amable y simpático posible". Nos dejaron continuar. El camino se hizo desolador. No había nada, ni árboles, ni casas, ni coches, ni paisaje; solo camino. El ritmo era cada vez más rápido, casi volábamos. Recuerdo dejarme llevar por el contenedor de basura arriba y abajo en las ondulaciones que hacía la carretera y reírme por el cosquilleo de la velocidad. Esta sensación de volar tampoco me hizo despertar en el sueño. Llegó un momento en que ya no había descensos, solo ascenso, y ya no era posible empujar el contenedor de basura, solo podíamos subir agarrándonos a las piedras y a lo que parecían raíces de un árbol sobresaliendo en el terreno. Yo continuaba liderando la fila. El ascenso finalizó en un agujero lleno de nieve, como si estuviésemos enterrados bajo algo o fuese el acceso a otra estancia o espacio. Empecé a escarbar en la nieve. Estaba fría y era muy blanca. Escarbé y escarbé hasta que me topé con una tapadera negra. La golpee. Estaba dura. Entonces él volvió a hablar y dijo, "la romperemos y la atravesaremos" y yo le contesté, irritada tanto por su presencia como conmigo misma por haberle escuchado, "no es posible subir los contenedores por ese agujero y aquí no los podemos dejar. Así que yo me vuelvo por donde he venido a donde sé que se encuentra la salida". Y entonces, desperté.


 Mis sueños siempre me han traído mensajes acerca de mi vida "real". Como hace unos días, a veces he oído voces avisándome sobre algo que luego acontecía. Un paciente que estuvo a mi cargo en el hospital, al que habían operado dos veces por diversas complicaciones y que había compartido conmigo su mundo emocional, me visitó en sueños para decirme que se moría. Dos días después "se iba". Otras veces he podido ver claramente la verdad que se escondía tras una mentira. Hasta ahora los había vivido como un juego y, en ocasiones, como una desgracia (a veces preferimos la mentira que nos permite permanecer junto a los que nos dicen amarnos). Releo el sueño y una parte de mí se parte de risa. Sonrío imaginando la cara de los médicos que recientemente me acusaban sin juicio mediante de "sermoneadora de la parroquia" y de "regañona", que no "tacañona". Si leyesen este sueño, ya directamente a la hoguera, ¡que la quemen por bruja loca!. Pero tengo el absoluto convencimiento que los sueños no son solo una realidad paralela, un multiverso desde el que experimentar, adquirir sabiduría y ser conscientes de lo que late bajo la superficie del día a día que no nos permitimos ver ni reconocer; son un camino espiritual. Una forma de anticipar la experiencia de la muerte, de saber que luego hay un viaje que continúa y que tiene moradas y callejones sin aparente salida. Que puedes aprender "aquí y ahora" lo que luego te ayudará "allí". Porque la experiencia del túnel de luz de la que hablan muchos, podría ser tan solo el primer escalón de una larga escalera de caracol...


                                                           RSB


                             Ilustración de El Libro Rojo de Carl G. Jung