sábado, 30 de septiembre de 2017

This Life





 Hace unos días en el hospital atendí (*) a una mujer de 28 años, inteligente, fuerte, llena de vida; con una carrera, ingeniera en telecomunicaciones, estudiando la segunda, veterinaria, y una enfermedad autoinmune que se manifiesta con múltiples heridas y úlceras en todo el cuerpo que no cicatrizan. Las enfermedades autoinmunes son como las psiquiátricas, un cajón de sastre. Todo lo que la medicina aún no entiende ni comprende pero que trata de acotar con un nombre rimbombante para que no se le escape.
 Me contó de su experiencia laboral de cinco años en Finlandia; en los bosques de Finlandia, con la gente de Finlandia. Se había reencontrado con algo que buscaba desde hacía años: lentitud y respeto. Me decía:
una de las frases que más he repetido en mi vida es, ¡no lo entiendo!. No entiendo por qué la gente hace lo que hace, no entiendo por qué dice lo que dice. No entiendo a los políticos. No entiendo qué tipo de vida es ésta que vivimos aquí. (...) Siempre me había sentido más conectada con el mundo animal porque no entendía al ser humano; allí...comencé a reconciliarme (**) con él. Allí comenzó a reconciliarse consigo misma, con lo que ella es.

 Hay personas con una sensibilidad tan exquisita que la vida en este planeta tal y como nos la hemos planteado les resulta insoportablemente...dañina.
Para ellos "salir a la calle" es un acto de heroicidad. Quizás se necesiten "muchas vidas" de oscuridad para ser capaz de ver luz incluso en aquellos corazones de donde fue exiliada hace "eones" o de sembrarla donde nunca aconteció.


    "Ay, si una aprendiera de lo que lee. Si una aprendiera de las tortuosas
     vidas, aquellas que, en principio y por fortuna, no habremos de vivir
     en carne propia, si una tuviera en cuenta en qué consiste la suerte de
     estar viva y poder contarlo; si después de cerrar las páginas que narran
     la vida de mujeres que padecieron años de trabajos forzados en el Gulag,
     si al leer fuéramos conscientes que toda la existencia contiene la
     posibilidad del horror, si las historias de otros nos modificaran de verdad,
     sufriríamos menos por los bobos contratiempos cotidianos y
     contribuiríamos a mantener un aceptable nivel de convivencia. Eso pienso,
     tras haber leído estos días conteniendo el aliento, Vestidas para un baile
     en la nieve de la escritora checa residente en Barcelona Mónika
     Zgustova."

        Poesía necesaria como el pan de cada día. Artículo de Elvira Lindo
                                    publicado en el periódico EL PAIS.
       

                          (*) Aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible.                                                 (**) Bendecir un lugar sagrado, por haber sido violado.                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
                                                            RSB



    https://elpais.com/ccaa/2017/09/27/catalunya/1506508811_154291.html