http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120306/54264487982/albert-jovell-nada-ensena-mas-que-sentir-que-te-queda-poco-tiempo.html
Proclamaba que, como enfermo de cáncer, podía aceptar que no pudieran curarle, pero nunca que no le pudieran cuidar. Y aunque en su caso la enfermedad era como un partido de tenis en el que se luchaba por ganar el próximo set pero sabiendo que perderás el último, proclamaba que la vida del superviviente valía la pena porque, aunque agotado y siempre bajo la tiranía de la incertidumbre, podía medirse en "unidades de felicidad".
Obituario. Albert Jovell, el médico que dio voz a los pacientes de
Milagros Pérez Oliva
EL PAIS: el periódico global
https://politica.elpais.com/politica/2017/10/18/actualidad/1508328353_816595.html
pd. como suele ser habitual en la condición humana, de vez en cuando, algún desmemoriado de su
Juramento Hipocrático o del fin último del ejercicio de su profesión decide que mejor entre col y col
pues, una lechuguita. En su descargo y sin que suponga una eximente del reconocimiento de responsabilidad
las palabras de Gregorio Marañón: "somos de barro y no siempre sabemos llevar demasiado en alto la
bandera sagrada de nuestra misión". Por ello también, a mi entender y en el entender de
millones de personas sin nombre y apellidos conocidos que se mueven en la sombra, la importancia,
tan evidente que no tendría que ser necesaria la creación de una asociación para dar voz a los pacientes,
de que cuatro ojos suelen ver más que dos, que cualquier decisión que suponga una "invasión" o "modificación"
de las circunstancias vitales de otro ser humano requiere obviamente el consentimiento y la implicación
de ese ser humano y que no hay acción que no tenga su repercusión -efecto boomerang-.