Tendría unos diez años cuando me soñé rodeada de "seres de luz". No distinguía sus rostros pero sí sentía "su luz". Experimentar y memorizar en mis huesos -hoy lo sé- "un millón" de orgasmos a la vez. Desperté llorando. No quería volver.
Intuir con rotundidad lo que remotamente es de lo que no es -ni por asomo
ni casualidad-.
RSB