lunes, 31 de agosto de 2020

Los Secretos de la Naturaleza / Sanar la Luna




"La carta natal nos habla de lo que nuestra alma conoce y a lo que está apegada porque le parece seguro. Nos muestra lo que nuestra alma trae a esta encarnación: recuerdos, conductas y espacios conocidos. En ese sentido, la Luna y su configuración de instrucciones nos hablan basicamente de:

 - Cómo nos protegíamos del dolor emocional en un pasado previo a esta encarnación.
 - De qué forma estábamos acostumbrados a manejar los vínculos emocionales profundos en nuestro pasado.

 En el marco del camino del alma, según la astrología psicológica y evolutiva, la instrucción lunar es un elemento clave de la seguridad en un pasado anterior a esta vida. Dependemos de lo que fuimos antes para sentirnos seguros ahora, son apegos no resueltos, que aparecen tempranamente en la vida. Esos apegos del pasado no tienen por qué haber sido todos cómodos y maravillosos. El dolor es una enorme fuente de apego. (...) Eso muestra que hay apegos emocionales lunares que son necesarios, pero que van a causar muchísimo sufrimiento en nuestra infancia y no podemos evitarlos porque son los únicos que conocemos e instintivamente activamos.
 Son dolorosos porque atentan contra aquello que todo niño necesita en su infancia: amor protector, nutritivo, estable y continuo. Por ejemplo, la instrucción Luna en Capricornio o Luna aspectada con Saturno le va a pedir al niño que no dependa de nadie y se las arregle solo, esto causará gran dolor porque más allá de la instrucción de su Luna, más allá de lo que el apego pide, los niños pequeños necesitan que los cuiden y protejan. De la misma forma, todas las instrucciones lunares dolorosas exigen algo que va en contra del ideal de refugio infantil y que, a la vez, está asociado con lo que el alma conoce.

 (...) A continuación, detallamos las principales instrucciones lunares que suelen generar más dolor en la infancia y que nos piden que nos apeguemos a algo que causará conflictos en las relaciones de pareja. Estas instrucciones se relacionan con ciertos signos donde la Luna puede estar ubicada y con los planetas con los que tenga aspectos disarmónicos:
  - Luna en Escorpio o aspectada disarmónicamente con Plutón: genera una instrucción de apego al drama, al conflicto, a la intensidad, a los celos, a la manipulación y a las luchas de poder en las relaciones. Nos habla de un alma que trae una enorme necesidad de ser amada, cuidada y protegida, que buscó esta intensidad dolorosa en los vínculos con su madre, con la que vivió una relación que oscilaba entre el amor y el odio.
  - Luna en Acuario o aspectada disarmónicamente con Urano: genera una instrucción de inestabilidad, desapego y no compromiso en los vínculos. Un gran miedo a amar, a conectarse y a relacionarse profundamente con el otro. Nos habla de un alma acostumbrada a estar sola que prefiere no amar intensamente para no sentir el dolor del abandono que vivió con la madre.
  - Luna en Capricornio o aspectada disarmónicamente con Saturno: genera una instrucción de frialdad y desconexión emocional que pide construir una barrera de protección para no vincularse con el otro, por miedo a ser rechazado y criticado, como les ocurrió con su madre. Estas personas suelen relacionar el amor con la exigencia y el esfuerzo, a veces son ellas las demandadas y se esfuerzan en el amor, y otras son las exigentes que nunca se sienten satisfechas.
  - Luna en Aries o aspectada disarmónicamente con Marte: genera una instrucción que vincula amar con discutir y pelear. Estas personas suelen actuar a la defensiva con aquellos que más aman, buscando confrontaciones en sus vínculos. Con su madre tuvieron una relación con muchas discusiones y peleas y es frecuente que hayan sentido que ésta no les dejaba ser libres.
  - Luna en Piscis o aspectada disarmónicamente con Neptuno: genera una instrucción que en sí misma no es dolorosa, pero que no existe en el mundo real. La instrucción sueña con una infancia donde solo haya amor, nutrición, compasión, alegría y fantasía; un mundo sin dolor, agresión, limitación o tristeza. Como esto es imposible, esta persona sufrió al no poder satisfacer todo el tiempo su instrucción lunar. En las relaciones, este tipo de Luna produce la tendencia a idealizar a la pareja, para luego decepcionarse; o bien el deseo de que una pareja nos salve de la soledad. Se expresa en una pérdida de los límites personales y una sobreadaptación al otro. Con la mamá se tuvo una relación muy simbiótica, al punto que el niño hizo propios los miedos al abandono y la falta de amor que pudo haber experimentado su madre.

 No somos conscientes de cómo funcionamos apegados a estas experiencias de dolor, cómo las buscamos sin darnos cuenta, repitiéndonos una y otra vez.

 Existe una fuerte relación entre las instrucciones lunares y la familia en la que nacemos. En este punto estamos ingresando a un mundo más complejo y abstracto, dejamos atrás la idea de que nacemos como hojas en blanco y que es a causa de las experiencias que hayamos vivido en la infancia (en especial aquellas con nuestros padres) que somos quienes somos. Dicha visión se fundamenta en una perspectiva más clásica de la psicología que responsabiliza a nuestros padres de los traumas que sufrimos en la infancia (...).
 Pero ¿qué responsabilidad podía tener yo, que era un bebé, en las acciones y actos de mis padres?.
 La explicación está en que nuestra familia, el medioambiente emocional del hogar, la forma de nutrir de mamá y los sucesos que nos marcaron están normalmente conectados con nuestras instrucciones lunares, ya sean agradables o dolorosas. (...) Para sobrevivir en la infancia vamos a necesitar que estas se cumplan y nuestra familia es la que nos las va a entregar. Nacemos en la familia perfecta que nos da aquello de lo que dependemos y que conocemos desde un pasado del alma (...).

 Nuestros padres son nuestros grandes maestros. La mayoría de las características que rechazamos de ellos tienen relación directa con quiénes somos o con lo que venimos a transformar (...).

 La Luna con sus instrucciones nos permitió sobrevivir de niños a la sensación de abandono, dolor, separación, tristeza e impotencia. Fue nuestra salvadora y protectora, nos dio algo a lo que apegarnos para poder sentirnos seguros y protegidos, ya que no podíamos autosostenernos, ni usar otros recursos que requieran mayor autonomía, seguridad y madurez.
 El problema está en que ahora ya somos adultos y seguimos usando los mismos mecanismos de protección emocional que utilizamos de pequeños. Ese es el malentendido, pues los recursos que tiene un adulto no se comparan con los de un niño pequeño.

  Sanar la Luna significa ser valientes para mirar las emociones de las que queremos escapar y, al mismo tiempo, ser extremadamente amorosos y empáticos para poder contener y amar a esa parte vulnerable que sufre por sentirlas

 (...) Quisiera dejar claro que mi intención no es renegar de la energía del signo lunar ni evitar su influjo. En primer lugar, porque es algo imposible; la esencia de lo que somos a nivel emocional depende de esto. Segundo, porque la Luna y sus instrucciones son portadoras de un gran regalo, el cual estará a nuestra disposición cuando dejemos de actuar de forma automática repitiendo aquellos patrones que aprendimos en nuestra infancia. (...) En ese instante la Luna comienza un proceso alquímico, se purifica y transforma...surge un regalo, un don: la capacidad de entregar al mundo aquello que la Luna pide para sí."

  La Carta Astral no somos nosotros. Si nos conocemos a nosotros mismos y entendemos cómo funcionamos, ya no necesitamos el mapa astrológico. La Carta Astral deja de condicionarnos. Comprendemos de dónde surgen nuestras limitaciones y podemos dar una respuesta nueva no condicionada. Es llegado ese momento cuando hay que romper la Carta Astral.


      SANANDO LAS RELACIONES DE PAREJA de Pablo Flores Laymus

                                                         Ed. Gaia