"Hemos creado colectivamente los cultos de la muerte. Podemos crear colectivamente una cultura de vida. Pero, para hacerlo, tenemos que estar dispuestos a salirnos de la fila, a renunciar a la comodidad de dejar las decisiones en manos de otra persona. Tener voluntad de algo es tomar nuestras propias decisiones, guiar nuestras propias vidas, comprometernos, comprometer nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestra energía, actuar en servicio de la vida.
Tener voluntad es reclamar nuestro poder, nuestro poder para reclamar el futuro.
De mi Libro de Sombras
Una tendencia regresiva es lo que yo llamo absolutismo, el cual surge de una intolerancia de la ambigüedad. Nuestra sociedad está muy atada a los símbolos, y damos por sentado, inconscientemente, que los sistemas simbólicos son las realidades que ellos describen. Si la descripción es la realidad, y las descripciones difieren, sólo una de ellas puede ser cierta. O Dios creó a Adán y Eva, o ellos evolucionaron según la teoría de Darwin. O los conflictos inconscientes no resueltos son la causa final de nuestra infelicidad, o lo son las condiciones económicas, políticas y materiales. Podemos cambiar ideologías, pero no analizamos la idea subyacente de que hay Un Unico Camino Correcto y Verdadero (¡El nuestro!) y todos los demás están equivocados.
Una percepción valiosa de la brujería, compartida por muchas religiones basadas en la Tierra, es que las polaridades están en equilibrio, no en guerra. La energía se mueve en ciclos. En ocasiones, fluye hacia fuera, empujándonos a cambiar el mundo; otras veces se mueve hacia dentro, transformándonos.
No puede ser empleada exclusivamente en una dirección de forma indefinida; siempre debe dar la vuelta y regresar, empujar y tirar, y así renovarse."
"Porque, enamorada, Ella busca continuamente a su otro Yo y, en una ocasión, en el invierno del año, cuando El había desaparecido de la verde Tierra, Ella lo siguió y finalmente llegó a las puertas tras las cuales los vivos no van.
El Guardián de la Puerta la desafió y Ella se quitó la ropa y sus joyas, porque nada puede llevarse a esa tierra. Por amor, Ella fue atada, como deben serlo todos los que entran ahí, y fue llevada ante El, que era la Muerte misma.
El la amaba, y se arrodilló a sus pies, colocando ante Ella su espada y su corona, y le dio el beso quíntuple, y le dijo:
No vuelvas al mundo de los vivos. Quédate conmigo y ten paz, descanso y consuelo.
Pero ella le respondió: ¿Por qué haces que todas las cosas que amo y con las que me deleito mueran y se marchiten?.
Señora, le dijo El, es el destino que todo lo que vive muera. Todo pasa; todo desaparece. Yo ofrezco alivio y consuelo a quienes pasan por estas puertas, para que puedan volver a ser jóvenes. Pero Tú eres el deseo de mi corazón. No vuelvas ahí; quédate aquí conmigo.
Y Ella permaneció tres días y tres noches con El, y al final de la tercera noche tomó su corona y ésta se convirtió en un adorno circular que Ella se puso diciendo:
He aquí el círculo del renacimiento. A través de Ti todo muere en la vida, pero a través de Mi todo puede volver a nacer. Todo pasa; todo cambia. Incluso la muerte no es eterna. Mío es el misterio de la matriz, que es la caldera del renacimiento. Entra en Mí y conóceme, y estarás libre de todo temor. Porque la vida no es sino un viaje hacia la muerte, y la muerte no es más que un tránsito para volver a la vida, y en Mí el círculo gira eternamente.
Enamorado, El entró en Ella, y así renació a la vida. Sin embargo, El es conocido como el Señor de las Sombras, el que alivia y consuela, el que abre las puertas, el Rey de la Tierra de la Juventud, el que da paz y descanso. Pero Ella es Madre de toda Vida; de Ella procede todo y a Ella regresan. En Ella se encuentran los misterios de la muerte y el renacimiento; en Ella está la realización de todo Amor"
Como en el mito, lo que nos lleva a arriesgarnos a esa confrontación es el deseo y el anhelo de volver a unir esas partes escindidas de nosotros mismos que se encuentran al otro lado del abismo, que pueden completarnos y liberarnos al Amor. Porque ahí donde no hay valentía no hay Amor. El Amor exige honestidad, la cual es atemorizadora; de lo contrario, es solo fingimiento. Exige vulnerabilidad; de lo contrario, está vacío. Emplea nuestro poder más profundo, o carece de fuerza. Nos lleva a enfrentarnos con la tristeza, la pérdida y la muerte.
"Desde luego, existe la verdad de los hechos. Ocurrió esto y lo otro. De tal y cual manera. En tal y cual momento. Esto no es difícil de descubrir. Los hechos hablan por sí solos, como suele decirse, y al final de una vida acaban delatándose y gritando más fuerte que los acusados en el potro del suplicio. Al fin y al cabo, todo ha ocurrido como ha ocurrido, y esto no tiene vuelta de hoja. Sin embargo, a veces los hechos son solamente consecuencias lamentables de otros hechos. Uno no peca por lo que hace, sino por la intención con que lo hace. Todo se resume en la intención. (...) Una persona puede cometer una infidelidad, una infamia, sí, y hasta puede matar, y al mismo tiempo mantenerse puro y limpio por dentro. Una acción en sí no representa la verdad. Sólo es una consecuencia, y si un día uno se ve obligado a ejercer de juez, si pretende juzgar a alguien, tiene que llegar más allá de los hechos del informe policial, y tiene que conocer lo que los doctores en derecho llaman los motivos"
El Último Encuentro de Sándor Márai. Ed Salamandra
Cuando elegí mi profesión/vocación lo hice desde la intención de canalizar "de forma oficial" un impulso que me salía natural desde niña. No podía evitar sufrir con el que sufría. ¿Eso significaba que a mí me gustaba sufrir?. Nooooo...ni mucho menos, al revés, me encantaba reír; porque cuando reía, cuando vivía experiencias desde el disfrute y el placer, sentía cómo mi corazón se expandía, cómo todas las malas experiencias o los pequeños rencores se disipaban de un plumazo y me nacía el deseo de compartir esa felicidad, incluso, con mis mayores "detractores/dementores". Me daba cuenta que es en el estado de plenitud interna cuando el Ser Humano ofrece lo mejor de sí mismo. Entonces, de forma inconsciente, trataba de "aligerar penas" porque entendía, como dice el refrán, que las penas compartidas son menos penas. Pero claro, no siempre funcionó ni acabó bien la cosa. No funcionó bien cuando no solicitaban mi presencia (aunque no en todos los casos, había seres a quienes les costaba "pedir" y "molestar"). No funcionó cuando me la solicitaban desde una emoción de apego-culpabilidad, es decir, como yo no puedo/quiero estar ¿podrías ocupar mi lugar?. No funcionó cuando fui requerida por alguien justo con el impulso contrario al mío. A mí que no me cuenten tristezas, conmigo no van los problemas del mundo, ¿yo triste?, ¡pero si yo soy la alegría de la huerta!, yo he venido a este mundo a disfrutar y los demás que se apañen con su mochila. No funcionó cuando se estaba tan acostumbrado a funcionar desde el victimismo que no se sabía vivir sin esa herramienta de muerte. No funcionó cuando alguien que no era consciente que se escondía comenzaba, sin querer, a verse expuesto en mi sufrimiento. No funcionó cuando a mí se me olvidó lo que sentía cuando reía...
Hace poco me llegó de nuevo este cuento que leí hace años. En su momento me pareció que esa princesa no reflejaba para nada mi ser. Lo de "ir de dura por la vida" definitivamente no iba conmigo. Vamos...que puestos a etiquetarme, la frase "mujer fácil" me definía mucho mejor. Pero releyéndolo hoy la cosa cambia si considero ambos personajes, pretendiente y princesa, aspectos de mi propia personalidad. ¡Qué pena me da echar la vista atrás y ver todos los esfuerzos realizados por "seres" disfrazados de princesas! ¡Qué pena cuando veo a esa princesa en mí "exigiendo" la demostración de mi propia valía, demandando un día más...tú puedes...sabes que puedes...llevando al extremo "lo natural" y convirtiéndolo en un "esperpento"!.
La Espiral de Vida se origina en la Sabiduría que mana de la Aproximación (con A de Amor) de nuestros extremos, desde los Mediadores (*).
Soñé que caminaba con una pequeña mochila a mi espalda.
Levanto la vista, un Aguila sobre mi cabeza vuela dibujando espirales. La veo acercarse cada vez más hasta casi poder tocarla con la punta de los dedos. Se posa en un cruce de caminos transformándose en un Pavo Real.
RSB
Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase
verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran
capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo
día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío
la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando
empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad,
también se fue.
Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y
solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que
ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre,
estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días. La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a
mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado en Octubre,
había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado
un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada
sincera.
Entonces le había dicho al rey:
- Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es el
hombre que de verdad me quiere.
El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e
incluso, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se
cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.
Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el
primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365
días allí, el joven se levantó del muro y se marchó.
Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta
le dijo:
- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste.
¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?
Y el hijo contestó:
- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le
había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una
sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que
no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece (no se siente merecedor) de mi Amor, ¿verdad madre?.