lunes, 5 de octubre de 2015

Pecoreadoras




 En la Naturaleza se promueve la vida; no la enfermedad ni la muerte. Son las más ancianas, las que ya han representado "todos los papeles" en la colmena, las que salen a pecorear. Pero el hombre...hoy...es en la enfermedad y la muerte donde busca...el sentido de su vida.



 RSB



 (...) Tenéis que saber que cada trozo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada aguja de un abeto, cada playa de arena, cada niebla en la profundidad de los bosques, cada claro entre los árboles, cada insecto que zumba es sagrado para el pensar y el sentir de mi pueblo. La savia que sube por los árboles es sagrada experiencia y memoria de mi gente.
 Los muertos de los blancos olvidan la tierra en que nacieron cuando desaparecen para vagar por las estrellas. Los nuestros, en cambio, nunca se alejan de la tierra, pues es la madre de todos nosotros. Somos una parte de ella, y la flor perfumada, el ciervo, el caballo, el águila majestuosa, son nuestros hermanos. Las escarpadas montañas, los prados húmedos, el cuerpo sudoroso del potro y el hombre..., todos pertenecen a la misma familia.

 (...) Dios debe amar a vuestro pueblo y ha abandonado a sus hijos rojos. El ha enviado máquinas para ayudar al hombre blanco en su trabajo, y con ellas se construyen grandes poblados. El hace que vuestra gente sea, día a día, más numerosa. Pronto invadiréis la tierra, como ríos que se desbordan desde las gargantas montañosas, como una inesperada lluvia. Mi pueblo, sin embargo, es como una corriente desbordada pero sin retorno. Nuestros hijos y los vuestros no juegan juntos, nuestros ancianos y los vuestros no cuentan las mismas historias. Dios os es favorable y nosotros nos sentimos huérfanos. Aún así, meditaremos vuestra oferta de comprarnos la tierra. No será fácil, pues esta tierra es sagrada para nosotros. 


 Nos sentimos alegres en estos bosques. Ignoro el por qué, pero nuestra forma de vivir es diferente a la vuestra. El agua cristalina que corre por los arroyos y los ríos no es solo agua, es también la sangre de nuestros antepasados. Si os la vendiéramos tendríais que recordar que es sagrada, y enseñarlo así a vuestros hijos. Los ríos son nuestros hermanos. Nos libran de la sed, arrastran nuestras canoas y nos procuran alimento. Cada imagen que reflejan las claras aguas de los lagos son el recuerdo de los hechos que ocurrieron y la memoria de mis gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.


 (...) Es evidente que el hombre blanco no entiende nuestra manera de ser. Le es indiferente una tierra que otra porque no la ve como a una hermana, sino como a una enemiga. Cuando ya la ha hecho suya, la desprecia y la abandona. Deja atrás la tumba de sus padres sin importarle. Saquea la tierra de sus hijos y le es indiferente. Trata a su madre -la Tierra- y a su hermano 

-el firmamento- como a objetos que se compran, se usan y se venden como cuentas de colores. Hambriento, el hombre blanco acabará tragándose la tierra, no dejando tras de sí más que un desierto.

 (...) No sé, pero nuestra forma de ser es muy diferente a la vuestra. Quizás sea porque soy lo que vosotros llamáis "un salvaje" y, por eso, no entiendo nada. (...) ¿Qué clase de vida tiene el hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de la garza o el diálogo nocturno de las ranas en un estanque?. (...) El hombre blanco parece no dar importancia al aire que respira, a semejanza de un hombre muerto desde hace varios días, embotado por su propio hedor. Pero, si os vendemos nuestra tierra, no olvidéis que tenemos el aire en gran estima, que el aire comparte su espíritu con la vida entera. El viento dio a nuestros padres el primer aliento y recibirá, el último. El viento insuflará la vida a vuestros hijos. Y si os vendiéramos nuestra tierra, tendríais que cuidar al aire como un tesoro y cuidar la tierra como un lugar donde también el hombre blanco sepa que el viento sopla suavemente sobre la hierba en la pradera. (...) ¿Qué es el hombre sin animales?. Si todos los animales desaparecieran el hombre también moriría en la soledad de su espíritu. Lo que le suceda a los animales tarde o temprano también le sucederá al hombre. Todos los seres están estrechamente unidos.


 Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros: que la Tierra es su madre. Lo que le ocurre a la Tierra también le ocurre a los hijos de la Tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos.


 Nosotros sabemos que la Tierra no pertenece al hombre, que es el hombre el que pertenece a la Tierra. Lo sabemos muy bien. Todo está unido entre sí como la sangre que une a una misma familia. El hombre no creó la trama de la vida, es sólo un fibra de la misma. Lo que haga con ese tejido, se lo hace así mismo. (...) Tenéis que enseñar a vuestros hijos que el suelo que está bajo sus pies contiene las cenizas de los nuestros. Para que respeten la Tierra, contadles que la Tierra contiene las almas de nuestros antepasados. Nuestros muertos siguen viviendo entre las dulces aguas de los ríos, y regresan, de nuevo, con cada suave paso de la Primavera...


 (...) Sabemos una cosa, que, tal vez, el hombre blanco descubra algún día, que nuestro Dios es su Dios. (...) Por algún motivo que se me escapa, Dios os concedió el dominio sobre los animales, los bosques y el hombre piel roja. Quizá podríamos comprenderlo si supiésemos lo que sueña el hombre blanco, qué ideales ofrece a los hijos en las largas noches de invierno, y qué visiones bullen en su imaginación hacia las que tiende el día de mañana. Pero nosotros somos "salvajes"; los sueños del hombre blanco nos están vedados. Y porque nos están ocultos, nosotros vamos a seguir nuestro propio camino. Pues, ante todo, valoramos el derecho que tiene cada ser humano a vivir tal y como desea, aunque sea de forma muy distinta a la de sus hermanos. No es mucho lo que nos une...


 Consideraremos vuestra oferta...




                  JEFE SEATTLE. Lider de los Suquamish y Duwamish.

                          Fragmento de su Carta a Washington en 1855

                                                     
                                                 Rojo-Cian-Blanco