viernes, 14 de noviembre de 2014

La Vieja-Hada Madrina...en Ti.


                      


                            Es muy fácil desenmascarar
                       A una Vieja-Hada-Madrina.
                       Las mujeres la miran con desconfianza
                       Los hombres, 
                       Con rechazo, asco y miedo.


                                           RSB




  Carta a mi hija. Escrita hace años y actualizada hoy.


 A lo largo de esta vida aprenderás -y recordarás- cosas que nadie te enseñará. Aquellas que te dirán que eres alguien único y diferente a todos los demás. Solo hay una LACS. Pero a lo largo de esa trayectoria vital también te darás cuenta que esa LACS irá cambiando y siendo, en una misma vida y gracias a otros, muchas diferentes; el camino y los seres que lo habiten te irán mostrando aspectos olvidados y desconocidos de ti misma.

 Construimos nuestra vida a base de "elecciones personales". Esas elecciones nos pueden llevar a trascender nuestras circunstancias "iniciales". No te compares. Partes de un lugar con unos determinados "talentos" y unas "limitaciones". ¿Qué harás con ellos?. No te consideres víctima y no serás nunca verdugo de nadie.

 Sé paciente contigo misma y sé paciente con el mundo. Como dijo una vez SCG: "si acompasas tu ritmo al de las cosas Sagradas, caminarás más ligero, elegirás destino y vislumbrarás horizontes". 

 Este es un mundo en el que te será difícil "ver", a corto plazo, las consecuencias de acciones y actitudes sostenidas en el tiempo. Escuchar a Los Viejos te permitirá ser consciente de ellas antes de que sea "tu tiempo". Bendice y maravillate en su presencia tal y como lo harías ante un árbol Viejo -Centenario-. 
  
 El Amor que todo lo puede estará siempre de tu mano a cualquier edad y en cualquier lugar si sabes agradecer (*) a cada ser lo que es en cada momento en cada lugar.

 No dejes de iluminarnos con tu maravillosa sonrisa...nos recuerdas que...ya nos encontramos EN CASA.

 


  RSB



  (*) El agradecimiento implica respeto hacia uno mismo y hacia el otro -reconocimiento mutuo del otro-. 
      No es sumisión. No es imposición.